“Mes mundial del veganismo”
El pavo es un animal. No una “carne.” De hecho, es un animal fascinante con un perfil emocional complejo y con una capacidad visual superior a la de los seres humanos. Los pavos tienen personalidades y son una especie que es sometida a crueles torturas y condiciones de confinamiento en las plantas de la granja industrial. Inclusive fuera de ese paradigma industrial, cualquier persona que haya visto el sacrificio de un animal para ser convertido en comida te puede decir lo horrible que es, y lo mucho que sufre el animal. Que haya sido “humanamente criado” no hace menos horroroso el proceso por el que tiene que pasar un animal que va a ser sacrificado sin razón alguna, ni erradica la producción de las hormonas que produce cualquier animal cuando está en peligro de muerte. En otras palabras, no hay versión “humana” de matar a un animal que no tenía por qué morir, teniendo una abundancia de plantas comestibles accesibles a nosotres.
El mes mundial del veganismo, continuamos con nuestro tallereo virtual, (puedes ver más detalles en nuestra página de eventos), y en gran parte de los temas que tocaremos serán centrados en el especismo que vemos ahora en la época de navidades en Puerto Rico (para quien no lo sepa, para la comunidad boricua las navidades son desde noviembre hasta el día de la candelaria en febrero). Es sumamente disonante para nosotres porque, por un lado, la época navideña boricua tiene unas características únicamente hermosas, como la celebración en comunidad, y la valoración de la familia y de compartir comida y música. Pero por otro lado, es distópico ver tantos animales muertos entre tanta gente alegre, desde los pavos para acción de gracias, hasta los cerdos que se ven muertos amarrados a varas. Es doloroso, y es la razón por la cual tanta gente vegana escoge pasar tiempo alejada de sus familias y personas que participan de estas actividades. Es sencillamente demasiado doloroso ver tanto sufrimiento servido en un plato como si fuese lo más aceptable del mundo. Nos es sincrónico que el mes del veganismo sea en noviembre, el mes en que Puerto Rico comienza sus celebraciones navideñas. Nos parece una oportunidad para comenzar la época con amor y empatía, y de inspirar a quienes nos siguen a operar desde el amor y la empatía también.
A nosotres nos encanta la comida. Pero el veganismo no es sólo lo que comemos o dejamos de comer.
Entrevistando a uno de nuestros colaboradores de este mes (Ralph Santana), salió una frase que llevo ponderando: “esto se hace desde el amor.” Y es la verdad. Cada paso del veganismo, por más que la gente asocie a los activistas veganos con x o y emoción negativa, se hace desde un profundo amor y respeto al mundo en el que vivimos, y a los animales que nos rodean. Se hace desde un entendimiento de que estas especies no nos pertenecen, y de que no somos superiores a ellas. También se hace desde el espacio de querer crear un mundo más gentil, más justo y más empático. En fin, es activismo, con lente de justicia social. El mismo Ralph en esa entrevista comentó “Los veganos no imponemos nada. Desde que te levantas por la mañana y prendes el televisor, estás escuchando anuncios de hamburguesas doble carne, de pechugas de pollo en especial… Quienes nos imponen su agenda son las compañías que se lucran de que continuemos consumiendo cuerpos de animales. Nos imponen la carne.” Y en estas fiestas, que coinciden con tantas realidades históricas en Puerto Rico (entre otras, las etapas tempranas de la recuperación del paso del huracán María) en donde la soledad, el abandono y la crueldad nos abrumaba como colectivo, es TAN importante recordar que no somos lo que nos han dicho que somos. No somos “carnívoros,” tal y como no somos máquinas de consumo ni un país que merece el abandono que mató a más de 4,000 personas luego del paso de María.
Vivir desconectades de los seres que nos rodean es un comportamiento aprendido. No venimos de eso (la alimentación en Puerto Rico antes de la invasión europea era más de 80% a base de plantas, consumiendo carne animal casi únicamente cuando había escasez de cosecha). Porque nuestra biología no es la de un animal carnívoro, y eso se sabía. Ver a un animal sufriendo y creernos que así es como debe ser es un comportamiento que aprendimos de la colonización, tal y como es el ver a una persona sufriendo y dejarla que sufra. La violencia y crueldad de lo que sobrevivimos como pueblo desde la invasión española, tanto hacia nuestra gente como hacia las especies con que convivíamos, influencia todavía hoy en día cómo vemos las cosas y como tratamos a los animales. Este mes mundial del veganismo, queremos invitar a la comunidad a que se plantee que no somos lo que nos han dicho que somos. Somos más. Y aunque a veces nos da miedo, somos capaces de crear algo completamente distinto a lo que hemos aprendido a acostumbrarnos.
Que viva la empatía, que vivan los animales y que viva la liberación en comunidad. Feliz mes mundial del veganismo, familia.